Hola amigos: para no saber de quienes eran los haikus, lo primero que hice fue quitar los nombres de los autores que desde Paseos me habían enviado para comentar. Tampoco quise ver qué se había comentado de ellos en el blog, o sea que todo lo que comento a continuación, acertado o no, es producto de lo que me hace sentir el poema que tengo frente a mi…
una hoja de pruno.
Tiembla junto a las otras
¿Pruno es el ciruelo, verdad? ¿Por qué no poner el nombre más conocido?
Y “tiembla” en lugar de llevarme al movimiento de la hoja que ha caído, me lleva hacia el poeta, me da la sensación de que el temblor es del poeta y que eso es lo que quiere plasmar, al margen de que haya una hoja que cae, o varias, y que las vea moviéndose, deslizándose, sobre el verde de un seto. No llega a transmitirme que ese algo exterior ha emocionado al poeta.
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arqueadas las ramas
del limonero.
Este es un haiku que transmite muy bien el aware, y además tiene la brevedad y la tensión propia de este tipo de poemas. De este haiku no podría decir nada que no fuera positivo. Lo único que se me ocurre que puede hacer el haijin que llega a escribir así es: arriesgar un poco. Arriesgarse a escribir haiku de conmociones, sorpresas, vivencias, que sean más difíciles de transmitir.
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se llena el nido (mirada que se centra en lo pequeño)
con un nuevo canto (abarca los dos espacios por los que sucede la mirada)
El haijin tiene movilidad en la mirada, lo mismo puede detenerse en un ocaso (lejos), como en las arqueadas ramas de un limonero (medio), como en una mariquita que recorre el dorso de nuestra mano (cerca). La mirada del poeta de haiku se desplaza con comodidad por los espacios o distancias que abarcan sus sentidos. El autor o autora de este haiku desplaza su mirada, y a su vez la nuestra, de la amplitud de un cielo al centro de un nido desde el que nace el canto que parece llenar el nido y, a su vez, el cielo.
Encuentro una sensación de plenitud en este haiku. El haijin me planta frente a un gran espacio abierto con una golondrina alejándose ¡y luego me lleva a algo tan pequeño y tan recogido e íntimo como un nido! : un contraste, dos opuestos totalmente naturales, que le dan profundidad al poema y esa sensación de plenitud de la que hablo.
Pero hay más, algo al margen de la movilidad de la mirada y de esos opuestos que lo potencian, y ese algo más es que este haiku sugiere mucho más de lo que dice (premisa fundamental del haiku: sugerir)
Todo lo que contiene el primer verso sin decirlo, lo que silencia pero está, lo que sugiere:
cielo -aire-gran espacio-lejanía- silencio- libertad- intemperie
Lo que sugieren o dice el 2º:
tierra- espacio reducido- cercanía- calor- refugio- interior
Tiene este haiku magia y misterio…
Asonancia interna entre aleja y llena, repetición en inicios del 1º y del 2º verso, ¿Qué hacemos con ello? (He probado cambiar el orden, quitar o sustituir “llena”, suprimir uno de los “se”, he probado pero nada funciona). A veces un haiku se resiste a que cambiemos cualquier cosa en su interior, es como si tuviera vida propia y quisiera quedarse así. Eso yo lo veo como síntoma de que debemos dejar de intentar arreglar algo que está perfecto en su misma imperfección.
Un haiku excelente, de lo mejor que he leído
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-en el vaivén de sombras
pétalos rojos.
Aquí sólo veo plasmada una estética (negro en combinación con el rojo), como si el autor quisiera dejarla plasmada en un haiku, no veo el aware.
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mitad de invierno,
escuchar al alba
el primer trino
Es imposible que nos lleguen las palabras libres de asociaciones. Y, dado que en el lector influirán no sólo las palabras sino toda asociación que haga a partir de las mismas, es importante que el haijin lo tenga en cuenta a la hora de escribir su haiku.
Mitad (calor) invierno (frío)
Escuchar (intimidad-cercanía) alba (frío)
Tiene muy buena sonoridad, tensión interna, no sobra ni falta nada. Todo buen haiku tiene algo de magia. Yo me pregunto si no será por ello que un haiku, escrito con palabras más bien abstractas, describe y nos lleva a poder ver nítidamente una estampa invernal al alba.
Creo que es un buen haiku, se siente en las tripas y en nuestro cerebro aunque nuestro cerebro no pueda encontrar palabras para explicar lo que en conjunto sentimos.
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estorninos volando
bajo la lluvia.
En este haiku creo que el aware está contenido y concentrado en el primer verso. El haijin se arriesgó a repetir una palabra y en un mismo verso y le ha salido bien. Tiene una sonoridad muy buena, excelente. Y no lo digo por el 5,7,5 de sus versos porque creo que en castellano , a veces, por cumplir con el 5,7,5, sacrificamos la fluidez que debe tener todo poema, y no lo creo conveniente. Aquí no se sacrifica nada, está perfecto.
Tiene magia, no sé cómo explicarlo, pero sí sé que todo buen haiku la tiene. ¿en qué consiste, cómo logramos esa magia? Creo que es algo que puede depender de distintos factores, y que lo que nos conviene es detenernos en los haikus que la rozan, en los que la transmiten, en los que nos dejan su sabor, en los que nos hacen seguir su estela con la promesa de llevarnos a ella. Como siguiendo este haiku…
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el caballo atado
ahora expuesto al sol
Un caballo que han dejado atado, y que ahora (parece ser que antes no) está expuesto al sol (¿Un sol que se agradece, agradable, tibio, de primavera, de otoño? ¿O expuesto a un sol de verano que es una tortura?) No siento el aware.
A veces no cogemos de la experiencia los elementos que el que lee necesita para “ver” lo que nos ha emocionado, sorprendido o conmocionado, por ello compartir nuestros poemas con compañeros o amigos es una opción excelente.
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las ramas blanquecinas
de la higuera
Es una descripción de algo que el autor o la autora ve en la naturaleza, pero el haiku es algo más que una descripción. Conmoción, sorpresa… (o, al menos, algo de ello es necesario). Las ramas blanquecinas de la higuera en el mes de enero no producen sorpresa ni conmoción porque son algo normal, habitual (a no ser que se dé algún otro elemento) que no se está plasmando en los versos.
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el reflejo de las ramas
casi sin viento
Cuando al leer te surgen preguntas es que no se ha logrado el haiku. Si el haiku está conseguido penetra en ti sin que te des cuenta y te produce (como decía un compañero que ahora ya no está entre nosotros: Santiago) un movimiento del alma.
Con este “haiku” o intento de haiku (como yo llamo a todos los míos) lo primero que surgen (en mi) son preguntas. O sea que sólo ha llegado a mi intelecto. ¿El autor, por respetar las 17 sílabas, deja de decirnos algo que es indispensable que diga? Creo que es importante respetar la brevedad, pero no a costa de perder el haiku… Creo que no hay problema para mantener la tensión que el haiku necesita y que sólo con la brevedad se consigue, aunque agreguemos alguna sílaba más.
Gracias por dejarme compartir un trecho del camino con vosotros.
Isabel Pose (miraalsur)