ACTITUD REVERENCIAL EN TANKA Y HAIKU
Tales consideraciones me han venido a la mente a raíz de leer y releer un hermoso haiku de Issa:
(1) onozukara / zu ga sagaru nari / kamiji-yama
Y por sí misma
se abaja mi cabeza;
monte Kamiji. (Traducc. mía)
El monte Kamiji (a la letra, 'monte-camino de dioses') es una colina que se yergue en el corazón del santuario de Ise, el cual a su vez representa el gran centro del Sintoísmo japonés. Issa visitó dicho templo, y de pie ante el Kamiji percibió una sublimidad que superaba al fenómeno físico del monte: su propia cabeza se inclinó por sí misma -"onozukara" (2)- como un acto instintivo ante esa sacralidad que al instante lo desbordaba.
Existe un precedente nada desdeñable. Es un tanka de Saigyoo (1118-1190) que el profesor Jaime Fernández López comenta en la obra colectiva editada por Fernando Cid Lucas "Para otras mil generaciones más. Antología poética japonesa desde el Kojiki a nuestros días" (Colección Once, 2013, pp.28-29). Dicho tanka reza así:
(3) nanigoto no / owashimasu ka wa / shiranedomo // katajikenasa ni / namida kobururu
¿Qué es esta presencia...?
Lo ignoro.
Y, sin embargo,
estoy llorando
de agradecimiento. (Traducc. Jaime Fernández López)
El monje Saigyoo pasó por una experiencia similar a la de Kobayashi Issa en el mismo santuario de Ise, cuando lo visitó en uno de sus peregrinajes. Saigyoo expresó así, en tanka, su sobrecogimiento y gratitud ante lo inefable. Para él era una presencia en cierto modo personal, pues emplea al expresarla el verbo "owashimasu", que quiere decir 'estar (alguien) presente', como acertadamente señala Jaime Fernández.
Blyth compara ambos poemas que he citado, en el volumen II de su obra "Haiku" (pp. 138-139), y en tres líneas nos da esta conclusión:
"El poema de Issa es, con mucho, más sencillo que el de Saigyoo, y bastante menos "poético"; sin embargo, es portador de más valores "Zen", por encontrarse muy despojado de sentimentalismo y de razonamientos. "
Creo que en el cotejo de ambos poemas también pesa mucho la índole del haiku frente a la del tanka, por lo que respecta a la pauta silábica de cada tipo de poema (31 sílabas del tanka, frente a las 17 del haiku). Por lo demás, me parece que Blyth ha realizado una buena síntesis crítica, aunque su comentario no debe hacer menguar nuestra estima por Saigyoo. El entrecomillado que afecta a la palabra "poético", está en el texto original de Blyth, e interpreto que aporta connotaciones negativas, como si dijera "artificiosamente poético". Por mi parte, creo simplemente que aquí tenemos una muestra de lo mucho que el haiku puede darnos en la vía del despojamiento.
No quisiera terminar sin añadir alguna precisión lingüística.
Sobre la posible lectura del haiku de Issa, encuentro que Blyth lo cita dos veces en su obra "Haiku"; en el lugar ya citado más arriba y en el vol. I, p. 287; y asimismo encuentro que nos da dos diferentes lecturas de la palabra o kanji correspondiente a "cabeza" (4), a saber: en vol. I, 287, da como lectura "atama", y en vol II, p.139 da "koobe". Yo en este artículo doy la lectura "zu", porque así la he encontrado en la autorizada Antología de haikus de Buson e Issa editada por Iwanami (p. 362). Efectivamente, el kanji admite las tres lecturas, y todas significan 'cabeza'; pero "zu" cuadra a la perfección con la métrica haikista -5/ 7 / 5 sílabas-, que Issa rarísima vez se salta; mientras que cualquiera de las otras dos lecturas citadas (las aportadas por Blyth) nos daría un segundo verso de nueve sílabas: en suma, un esquema métrico de 5 / 9 / 5. Y, por supuesto, me merece más confianza en este punto el equipo de Profesores filólogos japoneses de Iwanami que -el también admirado- R.H. Blyth.
Otro detalle lingüístico es lo expresivo del kanji usado por Saigyoo para "katajikenasa" (5), con el significado de 'reconocimiento, respeto, gratitud'. Como puntualiza Jaime Fernández en su trabajo citado, dicho kanji lleva en su parte alta (6) 'el cielo', y en su parte baja (7) 'corazón'.
Resulta ser así ese kanji (5) una buna síntesis gráfica de lo que puede dar un corazón humano abierto a la inmensidad.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.
Universidad de Sevilla
Universidad de Sevilla