No hace mucho llegó a mi buzón un sorprendente libro de haikus titulado "Cent haiküs pour la paix", edición de un colectivo -radicado en Francia- que previamente había solicitado por Internet haikus sobre el tema de la paz, a fin de publicar una antología internacional. Yo envié unos cinco haikus, de los que han tenido a bien publicar uno:
Bien de mañana,
me entregan un periódico
y una sonrisa.
En la Antología aparece este haiku mío en español, así como -mediante hábiles traducciones- en francés, inglés y alemán. Lo mismo ocurre con los cien haikus publicados; salvo en el caso de que el haiku en cuestión haya sido escrito en alguna otra lengua (aparte de las cuatro ya mencionadas), y entonces el haiku aparece además en su lengua de origen -en cinco lenguas, pues-. Siempre la lengua de composición figura en primer lugar.
Tal es el caso respecto a un poema de Bashoo y otro de Issa, que algún estudioso de las letras japonesas habrá enviado, como si se tratara de poetas vivos. Son los que hoy me gustaría comentar.
Pero antes quisiera decir que hay varias circunstancias curiosas a propósito de dicho libro, a las que quiero referirme.
Por las fechas en que me llegó este libro, calculo que su aparición editorial coincidiría aproximadamente con los atentados de Paris -en este otoño de 2015-. Triste y oportuna casualidad. He aquí una digna respuesta -otorgada por la poesía y la buena voluntad de muchas voces poéticas- frente a la violencia humana y al desprecio de la vida por puro fanatismo.
Otros autores de habla española o que se presentan por España, son: Abrahán Reina Calvo -2 poemas- (Cuba), Amparo Sanchotello, José Luis Asúnsolo, Susana Benet -3 poemas-, Seiko Ota (Japón-España), Cukiko -2 poemas-, Julia Guzmán (Argentina), Israel L. Balan (México), Leticia Sicilia Saavedra, Sandra Pérez (Argentina), Rafael García Bidó (República Dominicana), Mercedes Pérez "Kotori", Félix Arce "Momiji", Leticia Garriga -2 poemas- (México) y Rafael Castillo Morales.
En conjunto predominan los autores de habla francesa, aunque están representados muchos países, y hay haikus escritos en grafías árabes, hebreas, rusas, japonesas...
En verdad, que verse uno dentro de una Antología así, en aparente pie de igualdad con Bashoo, Issa y otros muchos destacados haijines, es un orgullo, y una llamada a la responsabilidad.
Los haikus de nuestros queridos maestros japoneses recién mencionados, son estos (1) y (2). (Tras la transliteración respectiva, aparecerá en primer lugar la traducción dada en la Antología)
(1) natsukusa ya / tsuwamono domo ga / yume no ato
¡Ah, hierbas de verano!
de los sueños de los guerreros
es lo que queda.
- Bashoo
Hierba de estío:
combates de los héroes,
menos que un sueño.
- Traducc. de Eikichi Hayashiya y Octavio Paz
Yerba estival.
Y ruinas de un sueño
de paladines.
- Traducc. de Antonio Cabezas
Hierba estival:
huella apenas de sueños
de unos guerreros.
-Traducc. mía
Este haiku de Bashoo figura en su obra "Oku no hosomichi" -"Sendas de Oku", Trad. de E. Hyashiya y O. Paz- en el capítulo dedicado a Hiraizumi, que es la localidad más norteña , por el Oeste de Honshuu, que el poeta alcanzara en su célebre peregrinaje. Él mismo nos explica en prosa "haibun" (según la versión mencionada, u obra citada -o.c.-):
"El esplendor de tres generaciones de Fujiwara duró el sueño de una noche. (...) De sus hazañas nada queda sino estas hierbas".
E inspirándose en un antiguo poema chino de Tu-Fu (712-770), Bashoo compuso el haiku que hemos leído, sentado él sobre su sombrero de paja para aislarse del suelo, entre lágrimas de emoción y nostalgia. El poema de Tu-Fu (3) empieza así (según o.c.):
"Las patrias se derrumban,
ríos y montañas permanecen;
sobre las ruinas del castillo
verdea la hierba, es primavera."
Desde nuestra cultura, nos parece estar captando ecos del "panta rei" (4) 'todo fluye', de Heráclito de Éfeso (ss. VI-V aC); así como del "ruit a culmine Troia" 'Troya se desploma desde su alta cumbre', de Virgilio (s. I aC); del "Ubi sunt?" '¿Dónde están ya?', tópico retórico expresado así por Jorge Manrique (1440?- 1479):
"Las justas e los torneos, / paramentos, bordaduras / e cimeras, // ¿fueron sino devaneos? / ¿qué fueron sino verduras / de las eras?/// (...) Los jaezes, los cavallos / de su gente, y atavíos / tan sobrados, // ¿dónde iremos a buscallos? /¿qué fueron sino rocíos / de los prados?///
Igualmente nos viene el recuerdo del sevillano de Utrera Rodrigo Caro ( 1573-1647), quien por tres años fue ya contemporáneo de un Bashoo aún niño (1644-1694), y se expresa así en su "Canción a las ruinas de Itálica":
"Estos, Fabio, ¡ay, dolor! que ves ahora / campos de soledad, mustio collado / fueron un tiempo Itálica famosa...///"
Recapitulemos:
"Todo fluye.
Troya cae.
Sobre las ruinas del castillo / verdea la hierba...
¿Qué fueron sino verduras / de las eras? // ¿qué fueron sino rocíos / de los prados?
Campos de soledad, mustio collado, / fueron un tiempo...
Hierba estival: / huella apenas de sueños / de unos guerreros."
Bashoo es aquí el último de esta secuencia temporal, la cual -nos consta- podría continuar. ¿Qué decir de las Torres Gemelas, o de las ruinas sagradas de Palmira? La poesía sigue resonando como una concienciación y una llamada a la paz.
Retomando la corriente del tiempo desde donde la dejamos, nos vamos a encontrar ahora con Issa (1763-1827). Su mensaje de paz (2) reza así:
(2) yasegaeru / makeru na issa / kore ni ari
Cálmate, ranita
No temas nada ahora
que llega Issa
- Issa
Flaca ranita:
no cejes, que aquí al lado
tienes a Issa.
- Traducc. mía
Thin frog,
don't be beat,
Issa is here!
- Traducc. R.H. Blyth
Cito la versión inglesa de Blyth porque en su brevedad me parece sumamente elocuente, tal como si se tratara de unos gritos salidos del alma. El comentario que hace Blyth de este haiku es tan oportuno para nuestro propósito, que me parece adecuado traducirlo, más que seguir vertiendo consideraciones mías. (De paso diré que este haiku apareció en un artículo anterior mío sobre García Lorca y sus atisbos haikistas). Cito, pues, a Blyth:
"Alienta en nosotros una cierta tendencia instintiva contra la "supervivencia del más apto", que Nietzsche no podría acallar. También en el cielo hay más alegría por la salvación de un pobre pecador que por la bondad de noventa y nueve justos.
¿Cuál sería la idea de Issa cuando compuso este haiku? Pues no se presta a una dicción seria, como la que Ryookan habría adoptado; ni a una piadosa compasión, al estilo de Bashoo; ni a un enfoque travieso, como habría aportado Kikaku; ni a un tratamiento pintoresco, siguiendo a Buson. No nos equivocaríamos por mucho si dijéramos que la actitud de Issa es una mezcla de todo lo dicho, añadiéndole un sentimiento verdadero de solidaridad con los más débiles, ya hablemos de debilidad física, o de la espiritual. Es difícil hacerse uno a la imagen de un Issa que no fuera la de un hombre enflaquecido. Además, hay aquí un ingrediente de infancia que endulza todas las otras cualidades: algo angélico que las transfigura."
La propuesta de Issa -hombre enflaquecido que habla a la flaca rana- para contribuir a la paz, es la de expresarse con ternura y firmeza, desde el corazón. Su mensaje de paz carece abiertamente de esa retórica solemne y melancólica que apreciamos en muchos de los textos antes citados a propósito de Bashoo. Aquí el poeta observa y aprecia cómo una minúscula rana se esfuerza por mantenerse cantando, no obstante el frío ambiental, la soledad, la noche, la lluvia... Su única arma es precisamente su voluntad de cantar, croando más y mejor. ¿No era esto acaso toda una lección de espíritu para el malaventurado Issa? ¿No era este el reconstituyente que necesitaba para su paz interior? Así admira la tenacidad de esa rana, a la que brinda su apoyo y compañía.
Bienvenidos sean hoy Bashoo e Issa, nuestros grandes maestros, a este foro internacional de la paz.
Universidad de Sevilla