Acabo de leer el libro "Recogido en el agua" de Félix Arce y no me resisto a recomendarlo:
Dicen que cuando se disuelve el yo no hay poesía;. No habría nada que decir. Sin embargo un pájaro canta.
Ser el canto es una vieja aspiración de los poetas. En la poesía occidental solo eso: una vieja e inalcanzable aspiración.
Y llega este librito diciendo en una primera persona que es un no-yo- frente al río/ en la mirada de mi hermano/ la de mi padre-. Diciendo sin que el poeta haya desaparecido porque está "casi tumbado sobre la hierba escuchando los pasos silenciosos de cientos de hormigas, el bisbiseo de hoja contra hoja, la hierba y su silencio..", y ha enmudecido "sin saber qué pensar ante el abismo que nos contempla...".
Plenamente atento a lo que acontece, sin ser más ni menos que lo que sucede -"miro ese diminuto sendero plateado de una criatura que pasó junto a mí sin darme cuenta..., oscuro limaco como la noche pura que no miró la luna que ni siquiera se dio cuenta de que yo estaba allí"-. O lo que no sucede - al cruzar la vertiente/se extingue/ el sonido de los cencerros.
Estando atento para ser nada y así ser todo. El propio haijin como cincinstancia. Sintiendo la extrañeza de no saber quién eres si te reconoces en todas las cosas.
Ser el canto es posible sin necesidad de desaparecer, si se canta desde el Centro. Si se canta desde Eso.
de vuelta a casa
pisando los charcos
sin saber por qué
¿dónde puede caer el polvo?
gassho.
No hay un auténtico ver más que desde la simplicidad original de la mirada (Vicente Gallego)