Donde las brumas matutinas se difuminan sobre el pinar de una ladera, una fina lluvia es devorada bajo la capa de niebla hasta el fondo de la tierra. Y allí, erguido en medio de la vegetación, unos ojos seducidos por la imprecisión de las formas. Sólo un único graznido algo más allá de las primeras copas de los pinos que aún pueden perfilarse con escasa nitidez. Una cosa inmensamente potente y frágil parece sostener toda la escena visible. Pero únicamente por aquello que no vemos sentimos el misterio que envuelve a las cosas. Pero las cosas no pueden ser sino siendo, y al ser, la cosa ha mostrado en parte su no ser y su llegar a ser. Y esta potencia y fragilidad que no se nombra es belleza.
Hay una cosa que me gustaría comentar al hilo de lo que se ha dicho aquí sobre HAIBUN; en realidad haibun es -según mis fuentes- una prosa poética utilizada por Bashô. Afinando un poco más vamos a decir que dicho género proviene de empleo del Diario "poético" de viaje; la inclusión del género "haiku" es intercalada en dichos diarios o prosa poética (haibun). La gran tradición literaria japonesa ha concebido desde muy antiguo la imbricación de prosa y verso. Sus obras cumbre de la literatura (la tradición de los monogatari) así nos lo muestra p. ej. La historia de Genji y otros. Pero eso no indica que haibun deba ir acompañado siempre de un haiku. Haibun y haiku son dos géneros diferentes en sí mismos y no necesariamente han de complementarse. Es mi parecer.
Comparto Barlo,clarísimo, pero mi duda surgió por el espacio entre el texto y tu saludo. Le puse a ese espacio - siempre en mi imaginación- un haiku que tal vez yo no podía ver y me lo estaba perdiendo...
... como cuando veía una rana en lugar de las fotos
Ahora está claro.
Gracias
Donde las brumas matutinas se difuminan sobre el pinar de una ladera, una fina lluvia es devorada bajo la capa de niebla hasta el fondo de la tierra. Y allí, erguido en medio de la vegetación, unos ojos seducidos por la imprecisión de las formas. Sólo un único graznido algo más allá de las primeras copas de los pinos que aún pueden perfilarse con escasa nitidez. Una cosa inmensamente potente y frágil parece sostener toda la escena visible. Pero únicamente por aquello que no vemos sentimos el misterio que envuelve a las cosas. Pero las cosas no pueden ser sino siendo, y al ser, la cosa ha mostrado en parte su no ser y su llegar a ser. Y esta potencia y fragilidad que no se nombra es belleza.